Desde la oscuridad sin nombre

 (A ti)

Desde un silencio intenso,
como aliento en el aire,
una tarde del tiempo
llegó su luz… todavía sin nombre.
Brotó como el suspiro
sorprendiendo a los ojos
más allá de los mares 
que admiraban entonces;
invitó a los oídos, 
que escucharon pasajes 
todavía formándose.
Su génesis: fusión,
amor a la belleza 
enlazada a su fuente
como gota a su océano.
Fue adquiriendo en los pasos 
su singular presencia, 
su integridad y porte;
fue llegando a sus manos,
a sus dóciles dedos…
atravesando velos
y líneas invisibles.
Su color era fuego 
revestido de edades;
fue adquiriendo conciencia 
de la voz que habitaba 
en sus cambiantes formas
y llegó a vislumbrar 
la intimidad creciente,
ese feliz encuentro
con el silente aliento
pleno de toda voz
desde la oscuridad sin nombre.

Isabel, 4-8-13