El canto de la tarde

Sentí en mi piel el canto de la tarde
y te llamé en silencio
para mostrar su huella en mi memoria: 
el cielo rosa y un gris tan terso
que moderaba la alegría
en su humedad temprana,
como las horas tristes
que esperan con sus lágrimas
para brotar sin miedo.
Todo era bello y triste,
como una tarde de amor desde muy lejos.
Era una tarde sola,
tan llena de rosas y silencios,
que se alfombró de mariposas
mecidas por el viento y sus canciones
que iluminaban el asfalto con sus vuelos,
mientras las aves contemplaban desde el cielo
sus émulos viajeros.
Sentí el canto de la tarde, quise cantar contigo
y te llamé en silencio.

15-12-2012

Isabel