Noche de silencio

Algunas veces, la noche habla. Todo es silencio entonces, sólo él, esa quietud de ruidos y sonidos, y el latido rítmico de la vida, su pulso y el nuestro, imperceptibles. Alguna hoja parece, de vez en cuando, torcer su rostro ligeramente, sutil señal de dinamismo; el resto, quietud, transparencia y espejo de eternidad viviente.
 El mar calla también, es como si la orilla se hubiera alejado mar adentro y no pudiera oír el desembocar en las orillas de sus límites. Todo es paz, quietud, serena pertenencia a la infinitud, al vacío y a la plenitud del desconocer a quién se pertenece. No hay rostro en el que apoyar las dudas ni certezas, solo el cielo oscuro con multitud de puntos brillantes, lejanías que remiten a soles, a estrellas y a mundos que ignoramos los comunes mortales.
Esta noche es de esas apacibles. Todo es silencio, imaginación de noche sin penas ni temores. Oscuridad serena que nos conduce al sueño y a nuevos caminos que se preparan mientras dormimos y soñamos que dormimos y que despiertos hallaremos rutas nuevas para solucionar viejos problemas que en otros momentos consiguieron alejar el sueño de otras noches.
Noche poética, noche de música, noche de sueño, tejida con el primor que solo el silencio sabe.

Isabel

2 comentarios:

  1. Precioso texto sobre la noche y sus silencios, la vida, el mar, los sueños...
    Me gusta especialmente cómo solucionas los finales: "noche... tejida con el primor que solo el silencio sabe" ¡Fantástico!
    Felicidades!

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  2. Gracias, agradezco tu comentario y me gusta saber que me comunico con alguien que está ahí, en algún sitio. Isabel

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