Éramos casi niños.
Cantabas tus canciones
por los jardines de un bosque
de hadas y de elfos.
Siempre te hallaba en mí,
capitán de tus sueños,
atento y despierto.
Brillaba en la noche blanca
tu fuego apasionado,
y yo admiraba tu aliento
más que la luz tan blanca
que todo lo llenaba
de plata y de misterio.
Miré hacia el horizonte:
sólo el mar y el silencio
acallaban su cuerpo,
lo demás era incendio.
Tu sonrisa y tu luz.
te acercaron a mí.
¡Tan dulces
cantaban ya tus ojos
sus risas y sus sueños!
Caminamos muy juntos
y tus ojos hablaban
en íntimos silencios.
Éramos casi niños…
Isabel 2012
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