Más lejos de los ruidos cercanos
que alejan y entorpecen
la oscura transparencia de los sueños,
sonidos inaudibles pueblan el éter:
hojas y flores, como presencias atentas,
escuchan concentradas
sus órdenes gozosas de existencia.
como aullidos penetrantes,
sobre los ojos,
obligados a una ceguera blanca
mientras cabalgan por los lomos grises
de un asfalto que crece como lombriz oscura, triste…
Las horas funden mar y tierra en la transparente noche.
Los mapas dibujan claves e imaginarias vías
en sus líneas, por donde el aire es roto
cada día por destellos veloces de fulgor y plata.
Junto al mar, la brisa sala con su boca
húmedos besos en los rostros que sueñan
castillos de arena en su verano en sombras.
Aromas y mezclas salpican
de notas alegres las luces de crepúsculos ocres.
La nostalgia se aproxima entre las distendidas horas.
Me ha parecido un poema extraordinario. Gracias!
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