Por los pasos del vivir

Se envolvió con delicado tiento en sí, para buscarse y saberse, para encontrarse íntegro, completo, entero. 
Podía entregarse, hallarse en los otros. Ahora sí.

La tarde discurría ensimismada, solitaria de presencias extrañas; todo el alrededor se había vaciado de lo ajeno. 
Permaneció observándose en los colores del agua en su superficie. Variaban estos: del blanco, que estallaba como una corona perlada, como festón inmaculado en los límites, al azul y verde. El blanco podía interpretarse como una línea escrita con caracteres propios, contenía una risa que no sabía explicar bien. Podía ser que tuviera un punto de inquietud, pues los límites siempre suponen una aceptación del fin, pero más parecía una risa divertida y amistosa–al menos, en esa ocasión–. Era parte de sí misma, pero la tarde se compone de tantos elementos –y algunos son tan sutiles– que no siempre es fácil tener un nombre a punto para nombrarlos,  preciso y diferenciador de otros que son próximos. Los otros tonos, semejantes entre sí, volaban sobre las aguas y las obligaban a oscilar entre ambos.
El cielo transitaba por sus espacios sin medida; viajero impenitente el viento, lo atravesaba y envolvía, adornaba la dilatada transparencia con formas blancas que iban transformándose a medida que el viento jugaba con ellas. 
Era una tarde plena de sí misma. Ahora estoy preparada– se dijo a sí misma–. Ahora sí.

Salió de la escuela. Su madre– como siempre– lo esperaba con la merienda y una sonrisa que le calentaba el corazón y le permitía refugiarse de los miedos que allí lo asaltaban, aunque no siempre,  por eso, a veces, se enfadaba al verla. Era su reproche. Pero nunca encontraba un cobijo tan seguro. No era capaz todavía de pensar así desde su mente; pero algo de sí mismo ya lo pensaba; pues su comportamiento encajaba perfectamente en las justificaciones que cualquier adulto medianamente formado comprendería en él. Era un niño y su plenitud se llenaba de esa infancia y se entregaba a ella con pasión, como su única posibilidad de ver y sentir la realidad de la vida. Podría dar un paso más. Sí, ahora sí.

Isabel, 8-04-13

No hay comentarios:

Publicar un comentario