Cómo describir lo que en ti vive:
la sencillez de tus gestos,
tu aliento y vida…,
tus creaciones mientras te mueves,
mientras respiras…
Cómo contar la bondad y la paz del silencio
de una sonrisa que apunta y se diluye,
cómo dibujar con palabras la grandeza del alma,
tu rostro atento, tu gentileza…
La distingo, la conozco, la sé,
pero ¡cantar lo inefable…!
y siempre lo intento,
¡contiene tu alma tanta belleza…|
Me encanta cuando tomas mi mano en la tuya,
cuando en silencio me sonríes
y tus ojos brillan,
cuando me cuentas novedades y te apasionas
y tu mirada se vuelve más intensa y comprometida,
y la sonrisa en tus palabras las conduce y guía
hacia lo afable,
hacia la ligereza
de la compasión sin alardes,
…cuando me recibes en tus brazos
y contemplo el cariño en tus ojos dulces
como espejos de dicha
en los que navego y me fundo
con amor y sin prisa.
Isabel 5-8-15
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