la tarde sucede:
el agua se acerca a la orilla y la besa...
respira el mar irradiando colores
un nuevo viaje
verde, azul, violeta…
Dialoga la música íntima
con el ritmo de ese besar
fundido en la existencia.
Veo tus ojos, tu mirada intensa...
Contemplo la sonrisa en su inocencia,
la mirada y el tacto en las pupilas:
llamas de terciopelo entre sus aguas,
como estrellas que acarician
su innata transparencia,
la armonía del alma:
ofreciendo al rostro su luz,
elevan con su amor
formas creadoras de intimidad y calma.
Un misterioso acorde de silencio
llama la noche a su presencia.
Danza el agua por el iris dormido
reflejos de luz dorada.
Isabel, 6-08-17
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