Era la noche y me llamabas tú
para estrenar el tiempo
en el lugar más cálido
y volver allá
donde la primavera
habita siempre, sin perecer jamás;
allá donde un verano entrega
frutos plenos de sí
y precipitan sendas
nuevos otoños de madurez y sueños.
Llena de tu calor y gozo,
acudí contigo y conmigo hacia ti,
porque habité en tu pecho
desde siempre,
aun sin saberlo tú...ni yo al principio,
y, sin embargo..., juntos
antes de sabernos vivos uno y otro,
y caminé hacia ti
y comprendí de pronto
todo lo que la vida me ofrecía
desde siempre,
y corrí hacia ti para encontrarte
y abrazar tus abrazos
y sentir tus manos estrechando
la forma y el tacto de mis manos,
y comencé a vivir este presente
que me vive y agradezco
desde el silencio
a ti, a la noche... a todo.
Isabella: Todos los poemas me parecen preciosos, pero éste me gusta especialmente. Me parece un poema magnífico, redondo y bellísimo. Un saludo :)
ResponderEliminar