Reflexiones y anticipaciones

Me gusta reflexionar sobre la vida y lo que observo. Procuro aprender de ello y aplicarme lo que aprendo, tras contrastar mis motivos y mis actos con lo que veo a mi alrededor, y mi máxima es que lo que me parece mejor, más honesto y fiel a mi sentido del bien, es lo que yo debo aplicar para mejorarme y mejorarla, pues considero que todo comienza dentro de uno mismo.
Hace poco observé algo que me hizo reflexionar y, desde luego, consideré que, por fortuna, me hallaba alejada de esa vivencia que en otros tiempos también conocí. Después he ido comprobando que se puede aplicar a muy diversas edades y circunstancias, de forma que parece que el tiempo juegue un papel precursor y humorístico para nuestra propia existencia. Sí, en cada uno de nosotros se halla todo un universo con sus variaciones y mezclas. No todo es tan fácil, claro y limpio como deseamos creer, ni tan desinteresado, ni tan elevado, ni tan desprendido, ni tan valiente, ni tan generoso...
La verdad es que el miedo nos juega muy malas pasadas. El miedo nos derrota y amarga la vida. Nuestro propio miedo. No necesitamos enemigos. En nuestro interior se hallan esos fantasmas que nos dominan y derrotan cuando más descuidados y confiados estábamos o cuando podíamos comenzar a tener algo de confianza en nosotros y en nuestro poder en nuestra vida.
Me pregunto si esto que ahora escribo me servirá como anuncio de alguna otra cosa o sólo es una reflexión más o menos neutra, más o menos desapegada que ofrezco aquí para quien desee meditar con ella, es decir, para mí misma.

Isabel 28-12-11

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