... Y comencé a vivir

Era la noche y me llamabas tú
para estrenar el tiempo
en el lugar más cálido
y volver allá 
donde la primavera
habita siempre, sin perecer jamás;
allá donde un verano entrega 
frutos plenos de sí
y precipitan sendas
nuevos otoños de madurez y sueños.
Llena de tu calor y gozo,
acudí contigo y conmigo hacia ti, 
porque habité en tu pecho 
desde siempre, 
aun sin saberlo tú...ni yo al principio, 
y, sin embargo..., juntos 
antes de sabernos vivos uno y otro,
y caminé hacia ti  
y comprendí  de pronto
todo lo que la vida me ofrecía
desde siempre,
y corrí hacia ti para encontrarte
y abrazar tus abrazos
y sentir tus manos estrechando
la forma y el tacto de mis manos,
y comencé a vivir este presente
que me vive y agradezco
desde el silencio
a ti, a la noche... a todo.

Isabel, 6-03-11