Versos y besos

Sé que buscas en el cielo 
señales nuestras:
misterios intangibles que se transmiten
en el silencio abierto
de las trasnoches hondas.

Siento cómo me esperas, 
cómo llamas al aire para que me acaricie,
para llegar a mí y rodearme con invisibles velos
antes de que abrazarte pueda.

Te envío versos y besos 
creados desde mis labios,
en mi silencio, 
con mi alma a solas;
vuelvo a recrear los versos que creamos juntos,
nuevos y siempre dulces,
los besos que nos besamos, 
sin palabras que oculten y dificulten, 
que demoren y confundan
la plenitud inefable de su existencia.

Esa mirada intensa
transforma el mundo,
canta nuestra alegría 
en los jardines de brisa y mar,
y es que sentimos, al descubrirnos,
nuestra alma alborozada
y con su ritmo en los ojos,
guía nuestro corazón.



Tiempo de vivir

El tiempo atraviesa sus manos, transforma sus gestos, entorpece sus movimientos.
Melancolía de belleza conocida y perdida, escapándose por el mismo camino que la vida; sin embargo, la conciencia está más atenta, más despierta, más viva y presente del propio existir y de su propósito.
Observa, ella observa a otros que todavía poseen la gracia de lo nuevo, esa generosa belleza que la vida regala y cuyo tiempo se marca en la arena del constante latido del corazón del tiempo de cada uno.
Observa sus miedos, sus esfuerzos, sus palabras y elecciones. Ellos creen que sus errores  tendrán consecuencias decisivas para sus vidas. Sin embargo, ella sabe que eso es una pequeña muestra, un ensayo de otros ámbitos que más adelante protagonizarán  y que esos errores de ahora los van preparando a aceptar otros momentos más decisivos, más radicales…
La vida está bien e inteligentemente diseñada para sus objetivos. Sólo hay que mirar retrospectivamente la experiencia vital de cada ser humano para entender algo de su sentido. Si desde el principio supiera cada humano por todo lo que debe pasar en su vida, probablemente muchos declinarían la invitación sólo enterarse del programa, y no es que considere que no puede superarse lo que la vida pide, algunas veces, lo que más limita su disfrute es el miedo: el miedo al miedo, el miedo al ataque de los otros, el miedo al ridículo, el miedo a la soledad, al fracaso, a la muerte, a la enfermedad, a ser juzgado. El miedo. El miedo.
Ellos escriben. Ella siente la felicidad y la tristeza a su lado, como fieles compañeras; algunas veces, una la alimenta y otra la acorrala.
Las palabras y sus objetivos. Se dicen, se escriben, se piensan, se evocan, se dedican, se envían; las palabras siempre tienen un contenido y un objetivo. Algunas veces, contenido y objetivo se separan tanto que pueden conseguir lo contrario del objetivo para el que fueron creadas: el entendimiento, la comprensión, la explicación y definición o acercamiento a la naturaleza de lo que es el objeto del escrito. Las palabras pueden herir. Ella sabe que todo ser humano ha sido herido más de una vez con la palabra. El inmenso poder de sus efectos se nota y acepta en primer lugar a través del dolor. Sólo el tiempo hace consciente al ser humano del poder de la palabra para la felicidad, la paz y el amor.
Quizá sea el narcisismo excesivo el que impide que el humano sea consciente del daño que produce y por eso debe experimentarlo para ir limando su ensimismamiento vanidoso.


Isabel, 19-10-2014

Las palabras siempre

Volaron las palabras
respetando el silencio.
Atravesaron montes,
soñándose despiertas
con sus cálidas voces,
como abrazos,
como luces,
como puentes y guiños
para salvar abismos.
Las palabras nos llevaron
por miradas de amor,
de amistad y de sueños.

Hoy guían mis caricias
dibujando mis manos
en paisajes y formas,
recreando sonidos,
viviendo entre los sueños
que sus signos crearon
en los días de viaje,
en conciertos de estrellas
y cantos sobre el mar.
Son flores del milagro,
palabras del silencio
que conviven conmigo,
me ayudan a comprender,
me expanden con su abrazo,
alejan con sus besos
las dudas y agonías,
los temores y llantos.

Escucho entre los lirios
su canción siempre viva,
su amistad y mi amor
en silencio sonríen.




Isabel, 2003-2014