Tu aliento, su silencio

Escucho tus manos esculpiendo las horas
vibrando en sus ritmos, latiendo en sus tiempos,
trazando nuevas líneas de infinitos matices,
de cromáticas voces, de colores que brillan 
en instantes fugaces y, en su virtud, eternos.
Siento cómo se alejan para volverse ecos.
Imagino que viajan integrando memorias, 
imprimiendo sus huellas para siempre en el alma,
volviéndose paisajes de armonía y concierto.

Elevarán sus formas por espacios etéreos 
contemplando el silencio, atravesando mares, 
trazando vías nuevas de luz y de misterio 
para llegar al núcleo,
a la fuente de luz más allá de los cielos,
orbitando cercanas a los instantes nuevos
para aportar su sueño: cromatismo sutil,
tu aliento,  su silencio.


Isabel, 7-12-14

Crepúsculo de otoño

Palabras escritas, hileras uniformes de palabras, llenas de vida en el momento en que se anotan para burlar al tiempo y a su olvido, tomadas al vuelo de una inspiración, de un hecho, de un instante lúcido o destacado de otros por ese instrumento poderoso y sin cuerpo visible más allá del sonido, transcrito después; aunque  nunca sea lo mismo…
Pensamientos que todavía no han llegado a expresarse y brotan… Ensoñaciones vívidas… Niveles de expresión y de experiencia convertidos en palabras.

Sus signos nos permiten viajar por territorios, paisajes, vivencias de mundos distintos.. Algunas se quedan anotadas, como anuncios, como recordatorios, como réplicas a otras, como esquelas de lo ya efímero antes de nacer, desaparecido de facto y congelado, fijado como herencia para que nuevos ojos –más envejecidos, más jóvenes, propios o ajenos–, redescubran un tiempo o sufran ese extrañamiento al descubrir el olvido propio, esa experiencia  colapso, de sorpresa, al ver tiempos vividos a uno y otro lado de las palabras y sus memorias y resortes.

Tiene hoy el cielo en su amplio horizonte otoñal un trazado orgánico. Espesas nubes grises avanzan y extienden un muro uniforme, una frontera infranqueable mientras la describo, pero el sol se ríe y se empeña en su color rojizo y el muro no puede terminar de construir su cuerpo, no avanza como desearía, no puede uniformar la vida. El muro confía–yo lo observo– en la connivencia natural de la noche para consumar su uniformidad anhelada, desea evitar que la luna –casi llena–introduzca su luz y agriete esa uniformidad creada  con la constancia del trabajo infatigable, por la mano fuerte y poderosa; pero el sol continúa enviando su luz y creando formas caprichosas y deshilachadas en el muro, que parece agrietarse por diversos flancos.  

Es un otoño tan intenso el que se vive en el espacio aéreo, que mis palabras y mi mirada se unifican en un silencio admirado y quieto.
Pienso en estos momentos cuántas veces he podido contemplar cielos semejantes, siempre bellos y ligeramente distintos, a este que hoy cautiva mis ojos y sé – recuerdo perfectamente– haberlos contemplando en tierras diferentes, con climas distintos, como si el cielo tuviera su geografía diferente e independiente de la que nos inventamos los seres humanos.

La noche avanza y parece que el gris vaya a lograr su objetivo, sin embargo, de forma sorprendente, se enciende un color rosa que tiñe, como el rubor de un rostro joven y avergonzado, las fachadas de los edificios blancos que tengo a mi izquierda. Es un rosa fucsia, encendido y divertido, que llamea y suaviza su fuego con su tono amistoso, cariñoso, joven y alegre, humanizando la rigidez del cemento blanqueado. Siento deseos de reír, pues tanto gris ha conseguido justo lo contrario de lo que deseaba: nuevos brotes de gozoso existir, de deseo de romper la mediocre uniformidad, llegan desde el cielo, como señalando un camino que ni la noche termina de borrar, pues la luna luce espléndida y las nubes han desaparecido, diluidas o llevadas por el viento en capas altas quizá –es algo que ignoro–, pero ya no están.

Los sonidos habituales rompen el hechizo. El ascensor y su característico sonido marca la  llegada o salida de algún vecino; el silencio lleno de humor y sentido de lo vivido se queda grabado en mi memoria. Ha sido un anochecer precioso e íntimo. 

Pasará el tiempo y las palabras que cuentan esta experiencia,  ¿conseguirán despertar en mis ojos lo vivido o sufriré ese colapso,  ese extrañamiento tan habitual y habré olvidado los matices y significados encerrados como múltiples caminos entre sus formas?


Isabel, 5-12-14

Amos y soluciones

Algunas veces, la comunicación con la vida se vuelve diáfana, como un rayo súbito que atraviesa sin molestar, ofreciendo una lucidez insólita a cualquier asunto que nos esté produciendo confusión y bloqueo en emociones y sentimientos, en cualquier aspecto de nuestra vida.
Muchas veces, cuando ya nos hemos rendido después de debatirnos en opciones tormentosas y atormentadas, en la parálisis de la duda y del miedo, cuando ya sólo nos queda una intención limpia y una actitud especialmente receptiva y abierta –pues nos sentimos incapaces de encontrar algo que nos produzca verdadera satisfacción–, vemos que, tras ese reconocimiento de nuestra visión limitada, en esa humildad que implica el mismo reconocimiento, se levantan los primeros pilares de lo nuevo.
Cuando ese es el caso, una alegría especial, llena de comprensión y verdad, nos atraviesa y ya no tenemos prisa, pues sabemos cuál es el camino y también su resultado.   Nos damos cuenta de que el tiempo ya no importa. Haremos las cosas en su momento, cuando toque, sin miedo, con alegría, una y tantas veces como resulte necesario y posible.
Podemos disfrutar del conocimiento sin acción, de la dicha del resultado, de esa luz maravillosa que nos ha atravesado, como la gracia concedida por el universo,  de esa felicidad íntima de saber que no vamos a errar, porque ese es el camino verdadero que se ha abierto con la varita mágica. 
Cuando esa luz nos ha visitado como un regalo de paz y de apertura, cuando ha aparecido esa solución mágica y examinamos las características que la diferencian de otras actuaciones posibles, siempre encontraremos que el amor  y la entrega, la falta de expectativas, la ausencia de obligaciones para los demás, la generosidad y la alegría de vivir están en el fondo de esa solución. 
Sumar voluntades dentro de nosotros mismos, en nuestro ánimo: ese es el camino; que todo nuestro ser, nuestros sentidos, nuestra vísceras,  nuestros pensamientos, nuestras intenciones, nuestros objetivos, todo en nosotros se integre y colabore bajo el mismo mando, bajo el mismo capitán. 
Los casos complejos, igual que los simples, deberían tratarse siempre con las ventajas  que ofrece nuestra unidad interna y no llevar a otros la discusión entre nuestros amos  internos.
Otra cuestión que podemos analizar es la categoría y altura del amo  al que decidimos entregar nuestro poder. Cuanto más elevado sea su rango, la solución será más duradera. 
Todo tiene su movimiento en el vivir, pero si el amo al que servimos es muy nervioso y falto de equilibrio, si sus valores son demasiado interesados, sus soluciones tendrán vigor menos tiempo y su trascendencia será menor.
Si nos decantamos por servir a nuestra personalidad, es una opción. 
Si decidimos seguir las tendencias de nuestra alma, es otra opción.
…También sabemos de la existencia del espíritu. 
Nosotros elegimos. Saber quién deseamos que nos dirija  en cada momento o siempre es también una buena tarea y para eso no necesitamos a nadie más que a nosotros mismos. 

Isabel, 2-12-14

Caminas por las horas

Caminas por la tarde de lluvia
con la lluvia guiándote
por los lagos que esquivas,
por las costas que ciñes; 
caminas, 
caminas por las horas 
de esta tarde de lluvia 
que te guía hacia mí, 
que te mira y ampara, 
que te impulsa a encontrarme,
que te ama en silencio
con mis ojos cercanos,
con mis ojos distantes.
Exhiben corporeidad
de colores y ritmos
pasajeros fugaces, 
que se adquieren aprisa,
sin pensar en amarlos, 
signo de tiempos frágiles…
La lluvia volverá, 
su fértil transparencia 
siempre recordará el camino;
siente el cuerpo la tarde, 
las luces y los ojos
que sueñan encontrarse.


Isabel, 27-11-14

Versos y besos

Sé que buscas en el cielo 
señales nuestras:
misterios intangibles que se transmiten
en el silencio abierto
de las trasnoches hondas.

Siento cómo me esperas, 
cómo llamas al aire para que me acaricie,
para llegar a mí y rodearme con invisibles velos
antes de que abrazarte pueda.

Te envío versos y besos 
creados desde mis labios,
en mi silencio, 
con mi alma a solas;
vuelvo a recrear los versos que creamos juntos,
nuevos y siempre dulces,
los besos que nos besamos, 
sin palabras que oculten y dificulten, 
que demoren y confundan
la plenitud inefable de su existencia.

Esa mirada intensa
transforma el mundo,
canta nuestra alegría 
en los jardines de brisa y mar,
y es que sentimos, al descubrirnos,
nuestra alma alborozada
y con su ritmo en los ojos,
guía nuestro corazón.



Tiempo de vivir

El tiempo atraviesa sus manos, transforma sus gestos, entorpece sus movimientos.
Melancolía de belleza conocida y perdida, escapándose por el mismo camino que la vida; sin embargo, la conciencia está más atenta, más despierta, más viva y presente del propio existir y de su propósito.
Observa, ella observa a otros que todavía poseen la gracia de lo nuevo, esa generosa belleza que la vida regala y cuyo tiempo se marca en la arena del constante latido del corazón del tiempo de cada uno.
Observa sus miedos, sus esfuerzos, sus palabras y elecciones. Ellos creen que sus errores  tendrán consecuencias decisivas para sus vidas. Sin embargo, ella sabe que eso es una pequeña muestra, un ensayo de otros ámbitos que más adelante protagonizarán  y que esos errores de ahora los van preparando a aceptar otros momentos más decisivos, más radicales…
La vida está bien e inteligentemente diseñada para sus objetivos. Sólo hay que mirar retrospectivamente la experiencia vital de cada ser humano para entender algo de su sentido. Si desde el principio supiera cada humano por todo lo que debe pasar en su vida, probablemente muchos declinarían la invitación sólo enterarse del programa, y no es que considere que no puede superarse lo que la vida pide, algunas veces, lo que más limita su disfrute es el miedo: el miedo al miedo, el miedo al ataque de los otros, el miedo al ridículo, el miedo a la soledad, al fracaso, a la muerte, a la enfermedad, a ser juzgado. El miedo. El miedo.
Ellos escriben. Ella siente la felicidad y la tristeza a su lado, como fieles compañeras; algunas veces, una la alimenta y otra la acorrala.
Las palabras y sus objetivos. Se dicen, se escriben, se piensan, se evocan, se dedican, se envían; las palabras siempre tienen un contenido y un objetivo. Algunas veces, contenido y objetivo se separan tanto que pueden conseguir lo contrario del objetivo para el que fueron creadas: el entendimiento, la comprensión, la explicación y definición o acercamiento a la naturaleza de lo que es el objeto del escrito. Las palabras pueden herir. Ella sabe que todo ser humano ha sido herido más de una vez con la palabra. El inmenso poder de sus efectos se nota y acepta en primer lugar a través del dolor. Sólo el tiempo hace consciente al ser humano del poder de la palabra para la felicidad, la paz y el amor.
Quizá sea el narcisismo excesivo el que impide que el humano sea consciente del daño que produce y por eso debe experimentarlo para ir limando su ensimismamiento vanidoso.


Isabel, 19-10-2014

Las palabras siempre

Volaron las palabras
respetando el silencio.
Atravesaron montes,
soñándose despiertas
con sus cálidas voces,
como abrazos,
como luces,
como puentes y guiños
para salvar abismos.
Las palabras nos llevaron
por miradas de amor,
de amistad y de sueños.

Hoy guían mis caricias
dibujando mis manos
en paisajes y formas,
recreando sonidos,
viviendo entre los sueños
que sus signos crearon
en los días de viaje,
en conciertos de estrellas
y cantos sobre el mar.
Son flores del milagro,
palabras del silencio
que conviven conmigo,
me ayudan a comprender,
me expanden con su abrazo,
alejan con sus besos
las dudas y agonías,
los temores y llantos.

Escucho entre los lirios
su canción siempre viva,
su amistad y mi amor
en silencio sonríen.




Isabel, 2003-2014

Hacia un cambio

Pensaba hoy de nuevo en las palabras, en cómo ellas nos conducen y nos guían; cómo pueden servirnos para  elevarnos hacia un mundo más bello y armonioso, más apacible y equilibrado, más evolucionado y luminoso; cómo pueden servirnos para que nuestros límites se alejen del modo reptil de la existencia; pensaba en su eficacia, pues sólo evocarlas o nombrarlas, el sonido y su imagen interiorizada viajan con la rapidez del rayo para alejarnos de ese fondo reptiliano que brota demasiado fácil, –tan acostumbrada la animalidad a ese camino– o para continuar en la reacción primitiva.
Pensaba en las historias que se repiten en la historia de los individuos y de los pueblos. Se repiten patrones; algunas veces, desgraciadamente, se repiten los hechos. 
Cuando en la historia familiar sucede algo semejante, la mayor parte de las veces no es un triunfo, sino un problema que uno debe afrontar como pueda: con valentía, con miedo, con amor, con fobia… 
Al final, cuando se examina el suceso, con cierta perspectiva temporal, uno se hace consciente de si su acción ha sido repetitiva o creativa, si ha mejorado o empeorado la historia del conflicto originado; en definitiva, si ha triunfado y liberado esa deuda con la vida o deja un lastre como herencia para los que lleguen detrás.
Observando nuestra personalidad y nuestros problemas y respuestas, vamos conociendo algunas de las características más sobresalientes en el patrón de los que nos precedieron: aquello que ocultaron con esmero, brota de nuevo; aquello de lo que hicieron gala, también. 
En realidad, nos parecemos mucho a ellos, aunque las modas y la técnica aparenten alejarnos. 
Es una pena que no se trabaje en la sociedad con la familia y su conocimiento, que no se cuenten las historias de los problemas familiares y cómo los resolvieron o lo intentaron; es una pena que se falsee lo sucedido, porque los intentos fallidos de superación, nos darían importantes pistas sobre el suelo que pisamos. También deberíamos conocer sus miedos y cobardías, pues nuestro cariño y comprensión les daría la paz de la que carecieron mientras no cumplieron con lo que ellos creían que debían cumplir, cuando no se sintieron con valor para enfrentarse a ellos. 
Estoy convencida  de que la sociedad entera, no sólo la familia y el individuo, se verían beneficiados si el conocimiento de lo sucedido en todos los niveles de la existencia fuera veraz.
Lo mismo sucede con las colectividades mayores, los diversos países tienen sus conflictos, como los tienen los familiares y los vecinos; pero repetir la historia y las salidas una y otra vez, no nos lleva a ningún sitio diferente, sino siempre al mismo. 
La humanidad ha estado manipulada siempre por los que tenían el poder. Hoy sucede lo mismo. La información es poder. Nuestra sociedad está aparentemente llena de información, pero lo aparente no es siempre lo real.
Creo que el cuidar nuestro mundo comienza también por cuidar nuestras palabras, nuestros pensamientos, nuestras respuestas a los problemas que tenemos, los propios–no los que otros nos hacen creer o nos atribuyen–, construir nuestra existencia con esos límites que ellas nos permiten y alcanzar otras cimas que ellas nos ofrecen, nos ayudaría a crear nuestra realidad de una manera singular, original, personal, creativa. 
Si el diálogo es la forma más eficaz para hallar soluciones, debemos mejorar nuestro instrumento para dialogar con nuestro verdadero código, el elegido por nuestras razones propias. Creo que es lo mejor que podemos hacer para mejorar las soluciones a los problemas individuales, familiares, sociales.
En el silencio de tantos cruces de fuego, lo que de verdad nos sucede es lo que cada uno de nosotros vivimos en nuestra vida íntima, en el amor y atención que dedicamos a nuestro propósito de existencia, a nuestro sentido vital, en las respuestas que damos a lo que cada día aparece ante nuestros ojos.
 Si eso está bien y nuestra respuesta nos da seguridad y paz, seguro que encontraremos el aliento necesario para agradecer la vida y lo que ella nos ofrece. 
Ese podría ser el primero de los cambios y podríamos decir que todo comenzó por una primera palabra.

Isabel, 28-09-14



Tu luz es mi faro

Por esta tarde incierta,
por los lejanos pasos más allá de los nuestros,
más allá de tu tacto, más allá de tus manos,
la incertidumbre colma el sabor del instante.

Unidas nuestras vidas por su amor y su canto,
navegan en silencio mi esperanza y tu luz
por ese mar azul que nos canta canciones 
de historias y relatos que oyó contar a tantos,
sueños que todavía nadan entre sus olas
por horizontes amplios.


Por esta tarde incierta, caminan nuestros pasos, 
nuestras manos se envuelven en su cálido abrazo.
Un único horizonte va guiando los sueños 
del amor que nos vive,
que orienta nuestros pasos.

Por esta tarde incierta, es mi faro tu luz.

Isabel, 14-9-14

Corriente vital

La vida que vive en nosotros ¿ es sólo nuestra? ¿Podemos quizá considerar que nuestras respuestas, pensamientos, acciones, intuiciones, hábitos, proyectos… son de verdad singulares y personales?

Ente segmentos, alientos de apariencia de verdad, se cuela siempre la grieta que divide y disuelve y, como el agua –mansa, imperceptible y persistente– lima, desgasta y deshace lo que parecía inamovible.

¿Será que hay fuerzas, elementos invisibles que aparecen y son tan poderosos que, sin ninguna prisa, sin consideración de tiempo ni de espacio, van imponiendo su visión y sus acciones –ciegas al entorno, sordas al deseo y libertad del sujeto elegido para cumplirlas–, encaminándose a modificar lo que sea para llevar a cabo su objetivo?

¿Antiguos seres nos viven, alientan nuestros actos, nos estimulan, nos desvían hacia lugares y profesiones que nunca pensamos que fuéramos capaces de llevar a cabo? ¿Son fuerzas ancestrales que cavilan en lo incorpóreo, allí donde las almas son ligeras y no están sometidas a las limitaciones de tiempo y espacio? ¿Las inclinaciones sobreviven en las estirpes y buscan alcanzar sus metas, como si además de un alma individual existiera otra de orden superior o grupal?

Si así fuera, cuán importante resultaría conocer quién nos está viviendo algunas veces, sobre todo cuando nos movemos confusamente y apenas nos reconocemos en nuestra realidad, como si camináramos por vidas ajenas, por territorios de ciénagas  y sin brújula…

¿Cómo lograr  atravesar los abismos y tender puentes flexibles entre esos precipicios que surgen de pronto de la aparente nada, como si la visión del paisaje se revelara diferente? ¿Qué cambia de un instante a otro, sino el enfoque, el posicionamiento que tomamos y alguna que otra señal en nuestro alrededor?

Siempre me pregunto cómo acceder y cómo aplacar los seres que nos habitan en los espacios del miedo.  Sé que el conocimiento y la conciencia ayudan; abandonar las alertas no siempre resulta fácil…, sin embargo, el vivir siempre encerrado y acosado por las alertas es lo más parecido al infierno. 

La vida es sencilla -pensamos cuando nos sentimos conectados con su fluir y sus planes para nosotros-; el secreto estriba en aceptar los cambios de planes, los retos, los reveses, con la misma alegría y paz de corazón, con la misma confianza que aceptamos lo fácil y favorable. Con esas condiciones, la vida es sencilla. 

La vida confía en nosotros y quizás por eso va desvelándonos planes y tareas, actitudes y realizaciones, cada vez o cíclicamente, más elevadas y complejas. Es como si pasáramos por exámenes que nos pusieran a prueba la profundidad de nuestro poder interno, de nuestra fortaleza, fe y confianza en ella.

Formamos parte de una corriente unida, aportamos lo que nuestra intención y voluntad son capaces de llevar a cabo en esa construcción  que busca siempre objetivos más ambiciosos y plenos de las virtudes que todos tenemos en nuestra conciencia.

La vida no mira ni está preocupada por el tiempo, sólo nosotros lo experimentamos en la historia personal y colectiva. La vida es vida, plena, gloriosa, perfecta.


El estudio y la reflexión nos ayudan en esa tarea del vivir. La confianza, la fe, la generosidad, la entrega, la alegría y la gratitud, son componentes imprescindibles del amor que podemos irradiar para que el corazón de la vida se nos revele en toda su compleja sencillez.

Isabel, 6-9-14

Las palabras y sus paisajes

Reflexionaba sobre el lenguaje y las palabras más habituales en mis pensamientos a lo largo de mis días, en mi vida cotidiana. ¡Tan importante me parece reflexionar sobre ello…! Tomar conciencia de nuestro vocabulario nos permite acceder al tipo de mundo que evocamos una y otra vez e invocamos, puesto que las palabras y los mundos, atmósferas, ambientes a las que ellas nos llevan, determinan el tipo de vida que experimentamos de hecho, más allá de nuestros deseos.

Sí, a veces, estas sencillas certezas son olvidadas y vivimos dormidos, en lugar de estar atentos y presentes, creando nuestra vida y acercando nuestra experiencia a esos sueños, indispensables para continuar con la alegría y la bondad que anhelamos.

Imaginemos con los ojos cerrados todo aquello que nos evocan las palabras siguientes: bosque, caminar, flores, fragancias, romero, tomillo, juncos, pinos, encinas, sol, cielo, mar, brisa, arena, niños, voces, olas, perfumes, silencio, paz, amistad, diálogos, música, jazz, bolero, tango, sinfonía, concierto, piano, clarinete, violín, contrabajo, saxo, helechos, rosas, jazmín, responsabilidad, terraza, susurro, canción, ventana abierta, mate, té, conversación, amor, luna, noche, sueño, dulzura, ternura, comprensión, complicidad, dedicación, libro, lectura, estudio,  juego, autocontrol, disciplina, nutrición, respeto, entendimiento, paseo, trabajo, descanso, pareja, hijos, naturaleza, campo, llanura, montaña, vela, barco, honestidad, agradecimiento, sonrisa, imaginación paraíso, bondad, poesía, arte…

Pensemos en otras y procuremos ver qué conseguimos y cómo nos sentimos: rebelión, lucha, agobio, obligación, miedo, estrés, trama, enfermedad, debate, fortaleza, oscuro, confusión, implicación, absurdo, acusación, cotilleo, persecución, esclavitud, despido, crisis, paro, enchufismo, acidez, avasallamiento, violencia, atropellos, tribunales, policía, cárcel, ataque, convulsión, envidia, rabia, celos, resentimiento, huida, cobardía, sufrimiento,,,

Estas y muchas otras se nos mezclan a lo largo de nuestros días concretos. Vigilar en qué lado de la vida nos movemos nos ayuda siempre a modificar aspectos y conseguir una mayor paz y equilibrio.

Emplearlas y evocarlas sin conciencia de lo que atraen a nuestras vidas, de lo que estamos invocando, como si oráramos, abracadabra de lo que podemos llegar a obtener sin ser conscientes de ello, nos puede abocar a espacios complicados. "Quien siembra vientos, recoge tempestades"- dice el refrán.

Amo y respeto profundamente el lenguaje, es el poder mayor del que cualquier ser humano dispone para crear su jardín interno, su paraíso, su infierno, su desierto, su oasis. Amar siempre incluye respetar. Respetarse y comprender, buscar, reflexionar, ser honesto y ocuparse de uno mismo es condición indispensable para vivir en paz y en armonía con la vida.

Isabel, 30-08-14

Jardín de vida

Las horas se dilatan… 
silencios hondos crecen desde los parques
sembrados con fervor por jardineros.
Todo es vital y luminoso fuera, 
el corazón contempla el espectáculo radiante,
con Fortuna adversa palpitando 
junto al dolor que sabe y reconoce.
La noche se hizo cuando alboreaba el día,
porque el camino elige
y, como en feria de atracciones, 
los ojos del niño vagan expectantes  
sabiéndose al albur de los colores y sonidos trepidantes 
que dominan con fuerza su atención,
y permanece quieto, 
absorto, contemplando su cercana sensación de lejanía.

Isabel, 27-8-14

Poesía viva

Siempre que te pienso,
siento tu presencia,
tu ausencia,
tu luz…,
tu silencio.
Poesía viva,
sagrado misterio.
Único te yergues,
como haces de luz
verticales, ligeros,
volátiles, serenos…
Faro y puerto,
dilatas tu horizonte por mares y cielos;
universos lejanos habitan ensueños.
Sé que la belleza vive siempre en ti,
poesía eterna que viaja en el tiempo.
Siempre que te pienso,
algo en mí se aleja, se amplía,
se llena de ti,
de tu ausencia y presencia,
de tu luz y silencio.
Inciertos los pasos,
el alma nos va guiando
por tiempos y vidas,
por los ríos y bucles
de memorias y encuentros.

Isabel, 26–8–14

La palabra

Cada día me propongo crear vida buena: ese es mi objetivo; crear el día como único, singular, nuevo.
Recrear la cotidianidad, darle un brillo distinto al del pasado, una textura diferente y renovada, llena de alegría y gratitud, llena del gozo de poder mejorarla, con esmero y sencillez, con constancia y humildad. 
Cada día, recrear la palabra, la pequeña y humilde materia con la que creamos la vida en cada momento. 
Trabajar y admirar su cuerpo ligero, su vuelo sutil y preciso, su tacto exquisito y eficaz, que penetra en las raíces más profundas del grito y dialoga con la experiencia pasada en un instante, sin que nos demos cuenta de todas las capas que se abren con ella en nosotros, en nuestro alrededor…
Usar la palabra con exquisito cuidado, con reverencia por su poder, con prudencia y respeto. Dialogar en silencio con nuestras palabras e intenciones, con nuestra historia y recuerdos. 
Saber que la palabra penetra en las aguas dormidas en el silencio, que su luz, su fuego, su chispa brillante puede llenar de gozo, de estímulo, de deleite el camino de los hechos. 
La palabra se produce y se encuentra  al instante con los ritmos que se crean a través del silencio interrumpido. La palabra es como una brisa que orea la pesadez de la inconsciencia y, con su susurro, despierta a nuestra noche y, entonces, lo incierto se comienza a resquebrajar.
La palabra guía y ciñe, limita y concede, es la apertura a los caminos nuevos o repetidos –según la expresemos–,  a diferentes niveles, contextos, paisajes. 
La palabra propone en nosotros países diversos, cadencias, alientos…
Las palabras nos permiten habitar y caminar por sendas siempre renovadas y hermosas ¿por qué renunciar a ese privilegio?
Laten las palabras entre los silencios. 
Abracadabra del poder que nos habita y, sin embargo, cuán escasamente usamos la palabra con la conciencia de su verdad.

Isabel, 26-8-14

Encuentros

Envuelta, abrazada por la lluvia,
criatura única naciente,
se adhiere la piel a la piel.
El suelo es cielo, uniforme gris 
fundiéndose en su encuentro,
espacio y centro de su fuego.
Todo el alrededor estalla:
besos y versos tamborilean 
sobre la tierra seca, sedienta…,
silban su danza con el viento
las hojas y su destino.
Acuerdo sonoro en el silencio, 
desnudez  y artificio:
el agua permite la aparición del fuego,
ríos de cenizas viajan 
desde jirones de sequías.
Los tiempos se disuelven.


31-5-14 Isabel

Despertar

Despertar a la incipiente luz,
al tiempo y su promesa, a saberte en ti mismo,
a llevarte conmigo en mi corazón y sueños;

despertar y sentirme plena con el día,
sabiendo de tu piel, de tu caricia próxima,
de momentos de juegos, de risas y verdad;

despertar y saberte siempre nuevo y tú mismo
en cada aliento, en mi mirada atenta,
en lo que permanece siempre igual y distinto;

despertar y respetar ese silencio íntimo:
tu sueño, tu relajado rostro, tu corazón tranquilo
con mi amor en mis ojos;

despertar y vivirte en lo que nunca cambia
aunque lo que contemplo siempre sea distinto;
despertar es amarte: natural y sencillo.


Isabel, 1-02-2014

Mientras sucede el tiempo

Y la tarde fue alejándose 
y renacía plena de novedad la noche,
con el aliento profundo  de la vida
construyendo en sí 
la hondura altísima de latidos, 
de soles lejanos y enigmáticos, 
de propósitos nuevos y eternos,
de inciertos nacimientos y finales…

Sentí que tus ojos me guiaban
por los senderos de íntimas palabras,
con sus jardines florecientes 
y fragancias constantes renovadas;
atravesamos parajes de sombras alegres y espesura,
caminamos en silencio 
por los cantos de brisas y sendas abiertas al azul, 
el mar cantaba sus canciones solitarias.

Me gusta 
cómo estrechas mis manos y me abrazas
mientras sucede el tiempo.


Isabel, 10-09-2013

Caminamos

Caminamos,
nuestras manos unidas,
admiramos la luz
y las exquisitas formas
de belleza profunda.

Caminamos,
el suelo recibe el corazón 
de las nubes que llegan 
y generosas vierten 
su transparencia gris,
percutiendo sus ritmos
llenando sus cadencias
de perfumes, de ecos…
sobre la tierra seca.

Caminamos,
el aire se llena de alegría
y cromatismos únicos;
los dedos del tiempo
extienden sus caricias
por el cuerpo entregado
de espacios que se crean
y nuestros ojos sueñan.

Caminamos muy juntos,
plenitud de presente
con tiempo por venir
entre noches y días.


 Isabel 27-11-12



Ahora

En las colinas en que la libertad
es el amparo de la luz
que atraviesa sombras 
agazapadas en la búsqueda,
allí donde todo acontecer
es sencillez profunda, 
paciente el esfuerzo y labor,
concentrado espíritu en su vida…,
allí,  el hallazgo sorprende
por la gracia de una virtud que,
como huésped feliz
cargado de regalos inefables, se presenta.
Allí donde el tiempo
no se mide por minutos ni por horas,
pues todo sigue diversas líneas, 
atajos, 
novedosas formas orgánicas
que vibran y estremecen
las montañas,
curvaturas insólitas
que llevan destellos 
de risas y gratitudes múltiples
en niveles que jamás supe que existieran,
allí habita el corazón, 
allí palpita en su perfecto ritmo y alegría.


Isabel, 19-01-14