Luna llena de azul y plata,
trazas caminos de luz;
todo está en calma.
El mar delinea su horizonte
de un cielo siempre distante,
siempre junto a él.
Todo el alrededor es paz y ritmo,
silencio y latido,
belleza y cadencia …
Apacigua el agua con su música
la esclavitud yerma y seca del suelo
a su propia densidad y peso.
El paisaje del mar
eleva en lo aéreo
a la esperanza
vistiendo la eternidad de azul,
la plata alborea en su presente
como crepúsculo interminable.
Los ojos contemplan la belleza del cielo;
el silencio del suelo
se eleva entre las ondas,
parece respirar…
Los pasos suspenden su ritmo,
aquietan su verdad para admirar
el eterno navegar
sobre el relieve dócil
de una belleza dormida entre los velos
de un sueño blanco y azul.
Isabel, 23-1-16
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