Llamada

La tarde va escribiendo sus mensajes. Son serenos y rosados. La tarde siempre discurre silenciosa en su ámbito. Está feliz. Sabe que la vida la va guiando con mano sabia y le permite evolucionar de forma progresiva. Sí, ha recibido lecciones, y no siempre ha sabido aceptarlas con la sonrisa y la serenidad que desearía; pero ahora se siente tranquila y acepta de buen grado lo que la vida le está mostrando: la tarde y su crepúsculo, el mar, el silencio en su casa, la salud y su propia consideración hacia sí misma y la cordialidad y amistad hacia los que va conociendo y la tratan con sencillez y respeto amistoso.
Llaman a su puerta. Pregunta, porque no espera a nadie y no es habitual que a esas horas tenga visitas. Ha sido una confusión, acuerdan la voz del exterior y la suya propia.
Nada saben uno de otro, excepto el sexo, porque el timbre y el sonido los diferencian; sin embargo, han estado muy cerca, próximos a verse y conocerse, pero no ha sido así. Quizá en otro momento, puede que todavía no fuera el tiempo adecuado y algo en la vida ha determinado que no correspondía esa experiencia.
Probablemente, nunca sabrá quién llamó,  con qué nombre se le conoce, cuántos años tiene, qué es de su vida y, sin embargo, de otras personas semejantes puede saber su nombre, cómo nació y dónde, en qué ocupa su ocio y a qué se dedica, si tiene familia cerca o lejos, si tiene o no familia…
Sin embargo, la otra parte, quien ha llamado, puede que sepa a quién llama y disimule o desee saber qué voz tiene esa persona o si está en casa o cómo contesta y trata a quien sin conocer de nada llama a su puerta. Quizá pueda verla salir desde algún sitio y observar cómo camina o hacia dónde va…
Eso piensa el aire, que ha sido testigo, ahora que ha terminado el intercambio de palabras y disculpas por uno y otro lado.
Su interfono no ofrece imagen, sí el sonido, aunque algunas veces falla. Ahora , cuando alguien llama a la puerta es porque se le espera, eso ocurre normalmente, antes no era así, nadie avisaba por teléfono si podía o no llamar a la puerta.
Ya la noche ha impuesto su presencia y la casa comienza a despertar. Llegan los otros y las cenas.

Isabel, enero 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario